Asientos preferenciales.

Las mujeres de hoy en día recriminan a los hombres, una supuesta falta de caballerosidad. Muchos hombres dirán que es exageración de ellas, que es un invento, que es un comentario retaliatorio feminista, peeeeero, si hay una circunstancia donde queda comprobada esa acusación es en los buses. Les comentaré una realidad cotidiana.

Tiene que ver con la increíble actitud de muchos hombres (porque estereotiparlos a todos es injusto), de no ceder su asiento a damas, bien sea, a ancianas o mujeres embarazadas.

Cierta vez que iba en un autobús, se monta una señora joven embarazada. Como el autobús iba full de pasajeros, la señora intentó acomodarse parada como pudo en un pequeño espacio. El colector, que en nuestro país es el jovencito que hace de auxiliar del chofer cobrando y acomodando a los pasajeros, pide la colaboración que algún caballero cediera su asiento a la madre en notorio estado de gravidez. Como no tuvo respuesta, amenazó con parar la unidad y no arrancar hasta obtener lo ya solicitado. Si ya de por sí es increíble lo descrito, peor es el final de esta anécdota verídica: una joven, ante la ausencia de caballeros, accedió a ceder su asiento, haciendo la respectiva recriminación a los hombres, y que fue secundado con la crítica del chofer, el colector y muchas otras mujeres que allí iban.

Es tan bochornosa esa situación, que me encantaría darles una sorpresa diciendo que se trató de una ficción con fines pedagógicos. Pero, no es así. Ni siquiera me lo contaron, para pensar en una posible exageración, porque yo iba en ese autobús, sin poder resolver a la mujer embarazada, porque yo iba parado.

Lo cierto es que esa situación revela la gravedad de la pérdida de valores tradicionales. Y hablo de gravedad, porque muchos hombres han encontrado como excusa a esa falta de caballerosidad, la llamada liberación femenina, y dicen que para eso las mujeres quieren igualarse a los hombres. Sin ahondar mucho en las diferencias propias derivadas de la muy polémica liberación femenina, tengo que decir que una cosa no tiene que ver nada con la otra: es decir, dar el asiento a una mujer embarazada no tiene ninguna relación con la liberación femenina, porque se trata de un elemental gesto de consideración y educación.

Este blog lo he destinado para traer a la reflexión temas como el aludido en este momento, que no los puedo abordar en mis otros blogs, con una línea temática distinta. No es asunto de anticuadez. No es asunto de hacer el papel del bobo. No es asunto de vengarse por la liberación femenina. Es asunto de prioridades humanas, quiero decir en un autobús hay cuatro categorías de pasajeros preferenciales a los que por educación cívica les corresponde sin discutir los asientos disponibles, y esos son: (1) los discapacitados, (2) los ancianos , (3) las madres con bebés en brazos y (4)mujeres embarazadas. Creo que los comentarios sobran, y si alguien requiere más explicación en un autobús, hay que bajarlo de dicha unidad colectiva para darle una merecida lección cívica. Corresponde a todos actuar como ciudadanos conscientes, poniendo de nuestra parte para corregir estas anomalías cívicas y así, estaremos practicando un mejor vivir.