He escuchado tantas veces, un refrán según el cual: "mis derechos comienzan, donde termina el derecho ajeno de los demás". Realmente que no hay mejor manera de definir los límites del buen vivir, que de la forma como queda planteado en dicho refrán. Si fuera eso cierto en la realidad, indudablemente que todos seríamos más felices. Pero, no es lo que se constata en el día a día. Hay muchos momentos donde se transgrede tan sabio refrán, y muy frecuente ocurre en las famosas "colas".
Estamos tan habituados a hacer colas para realizar cuaquier trámite, como acostumbrados estamos a sujetos que no respetan el derecho ajeno, y siempre se la ingenian para no hacer la cola y ser atendidos de primero. En el argot popular del venezolano, les llamamos "los tipos vivos", queriendo hacer referencia figurativa al tipo de individuo que cree ser más astuto y más inteligente que los demás, y actúa siempre tratando de sacar provecho de las personas y las circunstancias. El caso donde más vemos el abuso de los tipos vivos es precisamente en una cola.
Incluso en las autopistas también tenemos que lidiar a diario, con esas molestas colas de vehículos, donde también nunca falta el "tipo vivo", que hace todo tipo de movimientos extraños para salir rápido de la cola, exponiendo al riesgo de choque a cuaquier otro vehículo, por la forma muchas veces, atrevida y provocadora, como realizan sus maniobras para adelantarse.
Esto repercute en una gran molestia, porque al desagrado de hacer la cola, bien sea en la autopista o en sitio cualquiera, se le suma el enojo que se origina del abuso de esos sujetos. Muchas veces coincide el caso que se nos presenta tan incómoda eventualidad, cuando más prisa tenemos.
Esta situación no es tan fácil de exponerla, porque es mucha la gente que no le gusta hacer cola, y está dispuesta a lo que sea para salir rápido. Incluso, son también muchos quienes piensan que no vale la pena hacer la cola, sino hacer lo mismo, es decir, tratar de burlar el puesto de los más adelantados en la cola. Mi pensamiento es que si todos adoptamos ese parecer, se va a imponer el caos, y que lo deseable sería que cada cual hiciera su cola con paciencia, para que haya fluidez en el movimiento de personas atendidas, y para que disminuyamos la ansiedad de estar en en una cola. Lo digo porque son muchos los casos que he presenciado, a las afueras de la puerta de un banco o de un Organismo Público, donde mucha gente que piensa de la forma del "tipo vivo", y ante la ausencia de alguien que imponga control, generan aglomeración y desorden que acarrea más bien retrasos que se evitarían si prevaleciera la actitud cívica de hacer con orden la cola.
Tristemente, no creo que exista manera de resolver este problema, porque los vigilantes del establecimiento comercial no intervienen en esos casos, para evitar roces innecesarios con los clientes, dejando la solución a las mismas personas de la cola, en el sentido que son ellos quienes deben buscar la fórmula del entendimiento recíproco. Pero queda claro, que hay que darles una lección a los "tipos vivos", y cada vez que podamos busquemos el concenso de quienes hacen cola con nosotros, para impedir que otros se burlen de nuestro derecho a ser atendidos justamente, en función de nuestro orden de llegada. Eso es estar practicando un mejor vivir, respetar a los demás y hacer respetar nuestro derecho, sin dejarnos llevar por la violencia. Porque ni Amnistía Internaciona, ni el Ministerio de Educación, ni el Vaticano, pueden hacer nada para educar y concientizar al "tipo vivo", en el sentido que aprenda a respetar el derecho ajeno, y digo esto en términos figurativamente exagerados porque una conducta muy latina, es dejar que sean otros quienes vengan a resolver nuestros problemas, y por favor, ya es tiempo de modificar esos patrones de comportamiento que nos mantienen dependientes y atados a los demás.Porque amo ser latino, escribo estas líneas liberadoras.
Estamos tan habituados a hacer colas para realizar cuaquier trámite, como acostumbrados estamos a sujetos que no respetan el derecho ajeno, y siempre se la ingenian para no hacer la cola y ser atendidos de primero. En el argot popular del venezolano, les llamamos "los tipos vivos", queriendo hacer referencia figurativa al tipo de individuo que cree ser más astuto y más inteligente que los demás, y actúa siempre tratando de sacar provecho de las personas y las circunstancias. El caso donde más vemos el abuso de los tipos vivos es precisamente en una cola.
Incluso en las autopistas también tenemos que lidiar a diario, con esas molestas colas de vehículos, donde también nunca falta el "tipo vivo", que hace todo tipo de movimientos extraños para salir rápido de la cola, exponiendo al riesgo de choque a cuaquier otro vehículo, por la forma muchas veces, atrevida y provocadora, como realizan sus maniobras para adelantarse.
Esto repercute en una gran molestia, porque al desagrado de hacer la cola, bien sea en la autopista o en sitio cualquiera, se le suma el enojo que se origina del abuso de esos sujetos. Muchas veces coincide el caso que se nos presenta tan incómoda eventualidad, cuando más prisa tenemos.
Esta situación no es tan fácil de exponerla, porque es mucha la gente que no le gusta hacer cola, y está dispuesta a lo que sea para salir rápido. Incluso, son también muchos quienes piensan que no vale la pena hacer la cola, sino hacer lo mismo, es decir, tratar de burlar el puesto de los más adelantados en la cola. Mi pensamiento es que si todos adoptamos ese parecer, se va a imponer el caos, y que lo deseable sería que cada cual hiciera su cola con paciencia, para que haya fluidez en el movimiento de personas atendidas, y para que disminuyamos la ansiedad de estar en en una cola. Lo digo porque son muchos los casos que he presenciado, a las afueras de la puerta de un banco o de un Organismo Público, donde mucha gente que piensa de la forma del "tipo vivo", y ante la ausencia de alguien que imponga control, generan aglomeración y desorden que acarrea más bien retrasos que se evitarían si prevaleciera la actitud cívica de hacer con orden la cola.
Tristemente, no creo que exista manera de resolver este problema, porque los vigilantes del establecimiento comercial no intervienen en esos casos, para evitar roces innecesarios con los clientes, dejando la solución a las mismas personas de la cola, en el sentido que son ellos quienes deben buscar la fórmula del entendimiento recíproco. Pero queda claro, que hay que darles una lección a los "tipos vivos", y cada vez que podamos busquemos el concenso de quienes hacen cola con nosotros, para impedir que otros se burlen de nuestro derecho a ser atendidos justamente, en función de nuestro orden de llegada. Eso es estar practicando un mejor vivir, respetar a los demás y hacer respetar nuestro derecho, sin dejarnos llevar por la violencia. Porque ni Amnistía Internaciona, ni el Ministerio de Educación, ni el Vaticano, pueden hacer nada para educar y concientizar al "tipo vivo", en el sentido que aprenda a respetar el derecho ajeno, y digo esto en términos figurativamente exagerados porque una conducta muy latina, es dejar que sean otros quienes vengan a resolver nuestros problemas, y por favor, ya es tiempo de modificar esos patrones de comportamiento que nos mantienen dependientes y atados a los demás.Porque amo ser latino, escribo estas líneas liberadoras.
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