uando los valores éticos fundamentan una sociedad, es posible un civilizado vivir. Se ve la presencia o la ausencia de los valores éticos en el cotidiano vivir, y la manera cómo nos manejamos con nuestros semejantes. Aún cuando muchas personas lo vean con indiferencia, los valores éticos son indispensables para una armoniosa convivencia, porque todos aspiramos al más decoroso trato. Quiero referir esa importancia en una circunstancia muy frecuente, a la que creo nos hemos visto todos expuestos, como lo es el vecino, amigo o familiar que se nos acerca para pedir prestado bien sea dinero, o algún artículo cualquiera, como también la modalidad de pedir fiado en el abasto (crédito) con el compromiso de pago a futuro, y si hay un hecho cotidiano que evidencia la ética interpersonal es lo que se observa en una situación tan rutinaria como es acudir al crédito con los conocidos, quedando mal en muchas de esas ocasiones, y que a continuación me dispongo a dedicarle algunas reflexiones.
Me agrada hablar sobre este tema, porque se trata de algo tan común que estoy muy segurísimo que el lector en algún pasaje de su vida se ha visto inmerso en tal eventualidad, bien sea pedir prestado por alguna necesidad urgente, o socorrer a alguien por causa de algún apuro económico.
Suena insólito pero, ¡cuán difícil resulta negarse a prestar dinero a algunas personas muy estimadas por nosotros!, particularmente cuando tal solicitud te es formulada por algún pariente como algún hermano, tus hijos o tus padres, y lo más lamentable es el abuso a tu buena voluntad cuando esas personas no corresponden pagándote lo prestado; llegando al colmo de la desfachatez y falta de ética, que se molestan si les cobras, invirtiéndose luego los roles, porque presentan al agraviado (quien de buena voluntad prestó el dinero) como un fastidioso, e incluso luego "quieren sacarte el cuerpo" para evadir la responsabilidad del pago del compromiso adquirido contigo.
¿Cuántos de esos préstamos a familiares y amigos se convierten en dinero tirado a la basura?. Lo digo en razón de que son muchos quienes quedan defraudados (lo más exacto es decir ESTAFADOS en su buena voluntad), porque o no recibieron el reembolso de lo prestado, o se incumplió en los términos bajo los cuales se realizó originalmente la promesa de pago, particularmente en lo relativo al tiempo prometido para el reembolso. Resulta enojoso pero prestar dinero a un familiar, motivado a una comprometedora carga emocional, equivale en gran proporción de los casos, a darlo por perdido, para poder mantener el ambiente familiar en los límites de la armonía, ¡simplemente injusto!, incluso, llego a pensar que es ¡inmoralmente desconsiderado!, lo cual es más bochornoso e irritante cuando la falta de pago deja a quien hizo el préstamo en una condición de no poder pagar sus propias deudas personales, como medicinas o colegiatura de los hijos.
Y resulta que cuando haces los justos intentos de cobro de tu propio dinero, en virtud de la falta de palabra del deudor, se generan tensiones y problemas en el seno de la familia pues involuntariamente terminan involucrándose más personas, y, el resentimiento sale luego a relucir durante alguna celebración, donde resulta inevitable la mención del tema del préstamo no saldado que ha dejado indeseables recuerdos en el estafado.
Algo semejante puede argumentarse respecto a la costumbre de vecindad de acudir al abasto y abusar de la buena fe del dueño del negocio, solitándole mercancía fiada (a crédito) con el compromiso de posterior pago, y cuántas veces se han originado rencillas en el barrio a causa del abusador que no quiso pagar su fiado en el abasto, generando que el dueño desarrolle malicia contra todo aquel que le viene a solicitar fiado, e incluso, generándose discordias entre el dueño del abasto y los otros miembros de la familia que nada tienen que ver con el moroso y abusador que con su engañosa forma de proceder, afecta la imagen y prestigio de la familia.
Los seres queridos son personas muy importantes en la vida de cualquier persona, pero eso jamás debería conducir a poner en riesgo tus finanzas personales, y el futuro de tu familia más cercana, por prestarte a socorrer a otra persona en algún infortunio económico. Por eso tienen razón quienes aseguran que los préstamos de dinero deberían ser de la exclusiva competencia de los bancos, o incluso dejarlo a los prestamistas, por cuanto ellos tienen mecanismos para garantizar el retorno de la inversión, y aún cuando este argumento es rechazado por quien te viene a prestar, deberías mantenerte firme en esa posición para evitar arruinar una amistad o una relación familiar, o simplemente, para evitar una estafa camuflada por el engaño de un falso amigo que lo único que ama es el dinero y no la amistad.
La clave de las estafas en una informal relación deudor-acreedor entre amigos, radica en el altruísmo con que actúa el acreedor, quien jamás imagina que su pariente o su amigo le vaya a quedar mal. Por eso, se puede tener toda la altruísta intención de ser un buen pariente, pero se requiere tener precauciones, ya que si te dejas llevar por tu buen corazón y le prestas dinero a un familiar (o a un amigo), es posible que pierdas no sólo el dinero sino también tu buena relación con esa persona, y es allí cuando pedir prestado puede significar perder una amistad, por causa de un deudor que se burla de la ética social. Lamentablemente es tan verídico aquello del "dinero no tiene amigos".
Hay personas que vienen haciendo ahorros para realizar mejoras a su casa, o quizás para iniciar un futuro negocio, y cuando esa información es conocida por otros, te llegan a tratar de obtener ese efectivo en condición de préstamo. O incluso el caso de quien ganó un premio de lotería, e inmediatamente llueven los "aprovechadores de oficio". En virtud de ello, la experiencia demuestra que no es salomónico dejar saber a los demás acerca de tus finanzas personales, especialmente ahorros, para mantener alejados a los "morosos consuetudinarios", que terminarían por arruinar tus planes progresistas para tu casa.
El hecho de tener una juiciosa manera de administrar tus finanzas personales, en ninguna manera debe convertirte en el banco de tus amigos o familiares, ni es falta de ética si rehúsas hacer ese papel de tonto, porque los demás no deben abusar de tí. No hay derecho de que los abusadores "te quieran sacar el dinero ahorrado del bolsillo" abusando de tu amistad al pedirte un préstamo que no tienen pensado reintegrarte, mostrando el más vil desprecio por la amistad.
La situación se hace más delicada cuando prestas "el dinero que no tienes", es decir, en tu buena fe te endeudas con un prestamista, o sirves de fiador, para poder solventar el apuro de tu familiar, pero que muy posiblemente te dejará en condición insolvente en tu propia casa, al tener que responder por una deuda que no tenías planificada, exponiendo esa desconsiderada actitud lo que es la personalidad de un ABUSADOR sin escrúpulos, que es experto en sacar ventajas de la bondad de sus amigos. Incluso, por esa razón son muchos los tarjetahabientes que han quedado endeudados al disponer de efectivo para auxiliar a algún familiar, pese al alto riesgo de no ver ese dinero de regreso, y luego deben pagar por algo que no disfrutaron; y, es allí donde digo: "De la amistad al abuso sólo hay un paso".
Son más frecuentes los casos de personas estafadas por amigos y familiares en virtud de un préstamo, que los casos que tienen un deseable final feliz por el pago de la deuda, por lo cual te deben servir todas las reflexiones anteriores como importantes advertencias o tips a tomar en cuenta cuando te veas en la situación de tener que prestar dinero.
Hay algunos elementos de sana precaución que debes mantener al momento de arriesgar tu dinero para ayudar a un amigo o pariente; he aquí algunas:
También evita los sujetos que son fácil para adquirir deudas de juego (apuestas de caballos o de loterías), o que es asiduo a casinos, o que le agrada divertirse con mujeres en discotecas o bares, porque se trata de evidentes personajes irresponsables con el manejo del dinero. De todos es el peor error que puedes cometer, de manera que es salomónica la actitud de que indagues bien sobre el destino del dinero que te piden prestado, o sobre la personalidad del deudor.
Es insensato prestar el dinero que no tienes, o sea el caso que por tu alma tan caritativa, te endeudas con un prestamista para ayudar a tu familiar o amigo. Esa situación te puede incluso originar problemas con tu esposa e hijos, al verte luego imposibilitado a responder a apuros de tu propio círculo familiar como medicinas, estudios, etc. Jamás expongas tu relación familiar por causa de otro irresponsable que quiera arruinarte financieramente. No sirvas de fiador para deudas elevadas, como adquisición de una casa o un vehículo, porque si esa persona no hace los pagos correspondientes a la deuda que adquirió usando tu nombre como garantía, acarreará que esa deuda te corresponderá a ti el tener que saldarla; que además pudiera significar pérdidas de tus activos para poder liquidar la deuda, o incluso afectar tu futura capacidad para solicitar préstamos por una imagen afectada por compromisos de otros.Mi palabra final: al privilegiar la ética en todas nuestras actuaciones sociales, estaremos practicando un mejor vivir y ayudando a construir una verdadera sociedad de valores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario