El carnaval de la vida,... máscaras y disfraces psicológicos.

"Caras vemos, corazones no", es un refrán que he escuchado desde mi infancia. De hecho, cuando una persona es de carácter muy agrio, he escuchado la justificación de sus malos genios en la frase: "tras esa máscara, se esconde sin embargo una buena persona". Y cuando llega el carnaval se hace frecuente el uso de máscaras. y jocosamente también he escuchado de hombres gays que se esconden tras disfraces femeninos para atraer a otros hombres, originando un posterior lío. He escuchado muchas más cosas respecto a máscaras y carnaval, pero relacionadas con la conducta humana, y serán el abono de este post en la temporada que son tan común las máscaras y disfraces.
El Carnaval es como la vida misma: porque Carnaval es una época donde la gente, atraída por la tradición de los disfraces, y comprando el que mejor define sus fantasías internas, deja fluir tras ese disfraz al humano que tanto tiempo han mantenido callado y escondido.
La vida es como un carnaval, porque queremos disfrutarla como se disfruta el carnaval, es decir con alegría y sin cohibiciones. Pero hay circunstancias, que cual carnaval, obligan a las personas a usar máscaras y disfraces, y que yo sepa, ninguna falsa conducta dará jamás por resultado algo más de felicidad, es decir, mientras más falsedad más infelicidad.
Cuando escribo este post, me concentro en las personas cuyas penas y cohibiciones les impide vivir la vida como un carnaval, y acuden a máscaras y disfraces para subsistir. Estoy seguro que conoces a muchos con esas características, y el entenderlos, más que criticarlos, es el propósito de este tema.

Este post se complementa muy bien con la canción de Celia Cruz "la vida es un carnaval", la cual me gusta mucho y es de mis favoritas. El legado de Celia Cruz en esa inmortal canción lo veo en las frases: "la vida es una hermosura, hay que vivirla" y en esta otra: "la vida es un carnaval, es mas bello vivir cantando". Son verdades inmortales, hechas letra de una canción inmortal, y que cantan a la humanidad la lucha de máscaras vs verdad.
En una fiesta de disfraces, ves personajes muy alegres, y luego te causa asombro descubrir que se trata de alguien que tú conoces, y que cotidianamente se comporta de manera totalmente distinta: son personas que no han hallado la vía espontánea para vivir la vida como un carnaval y sólo tras una máscara dejan fluir su yo oculto. Allí veo la ansiedad de algunos por ser auténticos, pero acuden a disfraces psicológicos para poder desenvolverse, sin obtener felicidad de ello.
Ser auténtico y original es muy reconfortante, y te hace vivir con tranquilidad porque no te ves obligado a presumir o aparentar lo que no eres. Algunos disfrazan su personalidad para engañar, otros por temores que les causan cohibiciones, y ambos disfraces son igualmente nocivos, porque estás desperdiciando oportunidades magníficas de compartir con los demás tal como tú eres. No olvides nunca que practicas un mejor vivir cuando eres auténtico y original.
Por otra parte, hay quienes se esconden tras disfraces psicológicos con el objetivo premeditado de hacer mal a otros. Pero te recuerdo que "no estás practicando un mejor vivir cuando devuelves mal por mal", por tanto expongo que enfrentes con la verdad y desenmascares a quienes hacen mal tras sus máscaras. Porque confrontar con la verdad jamás será expresión de maldad.
Cuando observo las bailarinas de samba que alegran los carnavales del Brasil, pienso en lo que ellas transmiten al público brasileño: es un baile deshinibido, original, que invita a los demás a actuar con naturalidad, sin inhibiciones, con alegría, pese a que en muchos la euforia los arrastra al sexo desenfrenado. Pero el mensaje es claro: vivir la vida como un carnaval, con alegría y sin inhibiciones, que te permita ser auténtico y te deje fluir tu yo interno que anhela la felicidad.
He conocido personas con tal nivel de minusvalía, por sentirse feos o insignificantes, que honestamente quisieran ocultar su rostro, no con una máscara sino con un balde. Son personas ermitañas, retraídas, y con complejos de inferioridad, pero, ellos tienen derecho al carnaval de la vida y por tanto a la ayuda que podamos darles. Es decir, se sienten tan incómodos consigo mismos, que se cohiben de todo y todos. Para ellos la vida no es un Carnaval, sino una cárcel, y a personas con tal nivel de minusvalía van dirigidas el conjunto de reflexiones de este post. Es que estoy seguro que conoces y tratas con personas así, y al ayudarlos, estás practicando un mejor vivir, porque nada es mejor y más reconfortante que ayudar a otros a superar sus barreras limitantes.
Ser auténtico y original te hace despreocuparte del qué dirán, y aprendes a aceptar lo que erróneamente crees que te da minusvalía. De manera que ya no tienes que pensar en cirugías para agrandar tus pompis, o en usar zapatos que eleven tu estatura, o en usar dos o más franelas que disimulen tu delgadez, es que cuando aprendes a ser auténtico, sólo importas tú mismo tal cual eres. Es decir: ser de baja estatura, o muy delgado, o muy gordo, o de escasos senos, nada de eso te hace menos que los demás, a no ser que tú mismo lo permitas.
La pertinencia de este post, aparte de la vinculación con las máscaras y el carnaval, es que mucha gente desperdicia calidad de vida porque no se aceptan tal cual son, y creen que usando máscaras y disfraces psicológicos pueden remediar la situación, y el pasar de los años les demuestra luego que en nada ayuda a la felicidad el vivir con fingimientos y apariencias de falsedades.
Una buena persona tras esa máscara. ¡Claro que he escuchado con frecuencia ese cliché!, y es aplicado a personas que ejercen funciones de Jefatura y está presionado por decisiones desagradables y difíciles que se ve obligado a ejecutar. O también a esa madre rígida, divorciada o viuda, que está sóla en la lucha por levantar su hogar, por lo que se esconde tras una coraza dura para asumir su difícil responsabilidad de corregir sus hijos.
Es decir, no te debes dejar intimidar, ni debes mirar con prejuicios, a ciertas personas cuyas actitudes lo hacen ver como intransigentes. Comienzo por decirte que a nadie le agradan esos roles, y quienes tienen que asumirlos, terminan cansadamente deshaciéndose de esas actitudes rígidas. En tu lugar de trabajo quizás compartes momentos con jefes o compañeros de rígidas actuaciones, y estás practicando un mejor vivir, cuando actúas con tolerancia y comprensión hacia esas personas, y los ayudas a encaminarse a un estilo de vida menos rígido, lo caul hará más fácil para tí y para ellos la necesidad de interrelación familiar o laboral.

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Para quienes aman la canción LA VIDA ES UN CARNAVAL de CELIA CRUZ, les regalo la letra de esa canción a continuación:

Todo aquel que piense que la vida es desigual,
tiene que saber que no es asi,
que la vida es una hermosura, hay que vivirla.
Todo aquel que piense que esta solo y que esta mal,
tiene que saber que no es asi,
que en la vida no hay nadie solo, siempre hay alguien.

Ay, no ha que llorar, que la vida es un carnaval,
es mas bello vivir cantando.
Oh, oh, oh, Ay, no hay que llorar,
que la vida es un carnaval
y las penas se van cantando.

Todo aquel que piense que la vida siempre es cruel,
tiene que saber que no es asi,
que tan solo hay momentos malos, y todo pasa.
Todo aquel que piense que esto nunca va a cambiar,
tiene que saber que no es asi,
que al mal tiempo buena cara, y todo pasa.

Ay, no ha que llorar, que la vida es un carnaval,
es mas bello vivir cantando.
Oh, oh, oh, Ay, no hay que llorar,
que la vida es un carnaval
y las penas se van cantando.
Para aquellos que se quejan tanto.
Para aquellos que solo critican.
Para aquellos que usan las armas.
Para aquellos que nos contaminan.
Para aquellos que hacen la guerra.
Para aquellos que viven pecando.
Para aquellos nos maltratan.
Para aquellos que nos contagian.

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