Cuando se habla de honor la gente piensa en valores de siglos pasados. Lo ven como algo obsoleto e incluso les genera risa. 
Pero sucede que el honor es como la verdad o como el respeto, o como cualquier otro valor social, no se extinguen porque son necesarios todos esos valores para la preservación moral de una sociedad. De los máximos honores de cualquier sociedad, veo el matrimonio como un alto honor, y me imagino lo abstracto y hasta obsoleto que debe sonar esa afirmación lo cual me obliga a rescatarlo como premisa social en la argumentación que expongo a continuación.
¿Qué significa la palabra honor?. Consultando el Diccionario esencial de la lengua española (de la Real Academia, página 787 edición 2006), me sirvo de estas tres definiciones del mismo:
Definición 1: Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.
Definición 2: Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las cosas heroicas la cual trasciende a las familias, personas y acciones de quien se la granjea.
Definición 3: Honestidad y recato en las mujeres y buena opinión que se granjean con estas virtudes.
De manera que además de una cualidad moral en ciertas personas, que pasan a ser vistas como honorables, está también presente en acciones cuya trascendencia humana las hace ver como un honor humano, que va más allá de sus protagonistas. Pero la definición 3 le confiere esa cualidad de manera muy especial a cierto rango de mujeres que aún conservan esa visión de recato.
Entonces no es honorable la pornografía, porque va en contra del recato. No es honorable la ingratitud en los hijos, porque la ingratitud no es una cualidad. No es honorable las acciones dolosas contra tu empresa, porque contravienen la confianza de tu patrono y tus compañeros. No es honorable la indiferencia hacia el destino de tu país.
El honor no es obsoleto ni pasado de moda, porque las cualidades no pasan de moda: simplemente se posee o no se posee una personalidad con cualidades morales. La buena reputación, personal o profesional, tampoco es obsoleta, porque hay que ser el protagonista de acciones que granjeen esa reputación, y no todos tienen esa fuerza moral, por tanto no es asunto de moda de épocas sino de actitud moral.
El Honor para mí, es decencia, dignidad, respeto, deber. Sólo lo conocen, valoran y practican las personas honorables, no necesariamente burguesas, porque así como muchos adinerados dejan mucho testimonio deplorable de vida, vemos como muchas personas de clase media e incluso pobres, llevan un modelo de vida honorable, reconocido y respetado por su comunidad circundante.
Sucede que es un honor para un hombre representar a una mujer ante una sociedad, y es un honor para una mujer adquirir la distinción del apellido de su esposo, pese a la indiferencia de algunas esposas de respetar la distinguida etiqueta del uso del apellido del cónyuge, considerando que ese apellido representa el honor de la familia del marido. Cuando un profesional recibe un título de grado se siente comprometido con el honor de esa Universidad y cualquier dolo profesional representa una falta grave al honor profesional: un título es una distinción que confiere reputación, pero sólo con acciones honorables se hace uno merecedor de esa reputación distinguida. No veo menos honor en el título de Esposo o Esposa que se adquiere ante la Iglesia y ante las Leyes, donde en primera instancia, cual profesional, se jura el deber de velar por el bienestar de la pareja y de la futura familia que se formará de esa unión: ¿no es esto acaso un compromiso de honor?, lo que sucede es que se ha perdido esa visión, y ya ser padre o madre no se ve como una “profesión familiar” que requiere de sabiduría, sino que se ve como un negocio o como un pasatiempo que se manifiesta en varios matrimonios con hijos regados en varias mujeres o con varios hombres.
El matrimonio es un honor, porque es un PACTO social y espiritual, y varias las facetas de ese PACTO son: la obligación de manutención del hogar, la ejemplar conducta, el respeto fiel hacia la pareja, la decencia en el vestir y el comportamiento, etcétera. Levantar dignamente un hogar es un honor. Legar buen ejemplo familiar y solvencia económica a nuestros hijos es un honor. El título de buen padre o madre, buen esposo o esposa, es un honor, y, el honor no se pierde, quiero decir, no hay lógica en el argumento era un buen padre pero no podía vivir más con él, ¡eso es contrario al honor del matrimonio! y ambos cónyuges fallaron en el deber honorable de preservar esa joya preciosa que es el matrimonio.
Los PACTOS se respetan por cuestión de HONOR. Porque en todo PACTO hay compromisos que involucran deberes y derechos. El matrimonio entonces es primeramente un pacto de amor, que no es lo mismo que un pacto de servidumbre doméstica y sexual, y es además un pacto de honor por los deberes y derechos que se asumen para honrar ese pacto de amor eterno. El pacto matrimonial es sellado ante la iglesia, y la naturaleza de Dios es la ETERNIDAD, por eso el pacto matrimonial es para toda la vida, y lo que falla no es la institución del matrimonio sino la incapacidad de los cónyuges para acatar las reglas de ese compromiso social y espiritual. Estás practicando un mejor vivir cuando honras el pacto matrimonial con el cumplimiento de los deberes que el mismo implica.
El honor está cual militar en una guerra, en enfrentar con valor, con gallardía, con sufrimiento si es el caso, a todo problema que quiera hundir el matrimonio. ¿Se imaginan el destino de un país azotado por un enemigo externo y cuyos ciudadanos caen en el deshonor de no acudir a su defensa?. Pues la familia es la patria en pequeño, y cuando la desamparas, la desatiendes, la abandonas, caes en un grave deshonor. Así como un país requiere del honor de sus ciudadanos para la defensa territorial, así una familia requiere del honor de sus cónyuges para la defensa de los hijos de la patria que ellos engendraron.
Es un honor para una mujer ser la madre de los hijos del hombre que ama. Porque el hombre desposa a la mujer, para formar una familia, y eso implica la planificación de hijos. El hombre no escogerá para esa magna tarea a cualquier mujer, por eso ser la madre de sus hijos es el mayor honor que aspira recibir un hombre de una mujer.
Es una cuestión de honor el mantenimiento de un hogar. Porque además de un deber, el sacrificio, mayor o menor que representa para los padres, será parte de la memoria familiar que granjeará el respeto y gratitud hacia esos abnegados padres. Porque además, asumir esa responsabilidad económica del hogar hará digna cualquier profesión que permita la manutención de los hijos de la patria, que estando soltero quizás el hombre ni pensaría en trabajos humildes a los que si está dispuesto cuando tiene que mantener un hogar.
En este punto es donde se pone álgido el asunto del honor del matrimonio, porque ya dije que es un deber honorífico la manutención del hogar, y pregunto: ¿ese honor ante los hijos ya pasó de moda?, porque si el honor está pasado de moda, ¿cómo queda el honor a exhibir ante nuestros hijos?, y, ¿cómo queda el honor de amar a nuestras esposas?, ¿o es que acaso amar a una mujer es un honor del pasado?. Por eso y como dije al comienzo, el honor no es la etiqueta de una época pasada, sino la etiqueta distintiva de las personas verdaderamente honorables. Allí se las dejo, y ¡ustedes hacen sus conclusiones!.
Es un honor para un hombre y una mujer el disfrutar de las bellezas físicas y dulzuras afectivas de su pareja. Porque la intimidad es algo valioso que no es para entregarla a cualquiera que la vaya a mancillar luego con comentarios indebidos que divulguen lo que no se debe. Para el hombre es un honor ser merecedor y conquistador del recato de esa mujer quien pasa a valorarlo como el más idóneo para entregarle sus encantos femeninos.
Y que mayor honor que el amor que resiste las embestidas de problemas y del paso del tiempo, y logra mantenerse hasta la tercera edad. Por eso uno no puede mirar sino con ojos de admiración esos abuelitos que lograron honrar con sacrificios esos varios años de amor. El divocio es el Plan B de muchos matrimonios que sucumbieron ante las adversidades, y por tanto representa la negación a ese PACTO DE HONOR del matrimonio. Puntualizando: eso no es moda de viejos, eso es el fundamento para levantar una sana sociedad.
________________
El tema del matrimonio es muy solemne e importante para una sociedad. He escrito otros artículos con un enfoque de parecidas reflexiones, y si te interesa investigarlos, acá los enlaces:
El matrimonio, Dios y tú
El matrimonio sin Plan B
El credo del matrimonio
La pesadilla de Dios
Pero sucede que el honor es como la verdad o como el respeto, o como cualquier otro valor social, no se extinguen porque son necesarios todos esos valores para la preservación moral de una sociedad. De los máximos honores de cualquier sociedad, veo el matrimonio como un alto honor, y me imagino lo abstracto y hasta obsoleto que debe sonar esa afirmación lo cual me obliga a rescatarlo como premisa social en la argumentación que expongo a continuación. ¿Qué significa la palabra honor?. Consultando el Diccionario esencial de la lengua española (de la Real Academia, página 787 edición 2006), me sirvo de estas tres definiciones del mismo:
Definición 1: Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.
Definición 2: Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las cosas heroicas la cual trasciende a las familias, personas y acciones de quien se la granjea.
Definición 3: Honestidad y recato en las mujeres y buena opinión que se granjean con estas virtudes.
De manera que además de una cualidad moral en ciertas personas, que pasan a ser vistas como honorables, está también presente en acciones cuya trascendencia humana las hace ver como un honor humano, que va más allá de sus protagonistas. Pero la definición 3 le confiere esa cualidad de manera muy especial a cierto rango de mujeres que aún conservan esa visión de recato.
Entonces no es honorable la pornografía, porque va en contra del recato. No es honorable la ingratitud en los hijos, porque la ingratitud no es una cualidad. No es honorable las acciones dolosas contra tu empresa, porque contravienen la confianza de tu patrono y tus compañeros. No es honorable la indiferencia hacia el destino de tu país.
El honor no es obsoleto ni pasado de moda, porque las cualidades no pasan de moda: simplemente se posee o no se posee una personalidad con cualidades morales. La buena reputación, personal o profesional, tampoco es obsoleta, porque hay que ser el protagonista de acciones que granjeen esa reputación, y no todos tienen esa fuerza moral, por tanto no es asunto de moda de épocas sino de actitud moral.
El Honor para mí, es decencia, dignidad, respeto, deber. Sólo lo conocen, valoran y practican las personas honorables, no necesariamente burguesas, porque así como muchos adinerados dejan mucho testimonio deplorable de vida, vemos como muchas personas de clase media e incluso pobres, llevan un modelo de vida honorable, reconocido y respetado por su comunidad circundante.
Sucede que es un honor para un hombre representar a una mujer ante una sociedad, y es un honor para una mujer adquirir la distinción del apellido de su esposo, pese a la indiferencia de algunas esposas de respetar la distinguida etiqueta del uso del apellido del cónyuge, considerando que ese apellido representa el honor de la familia del marido. Cuando un profesional recibe un título de grado se siente comprometido con el honor de esa Universidad y cualquier dolo profesional representa una falta grave al honor profesional: un título es una distinción que confiere reputación, pero sólo con acciones honorables se hace uno merecedor de esa reputación distinguida. No veo menos honor en el título de Esposo o Esposa que se adquiere ante la Iglesia y ante las Leyes, donde en primera instancia, cual profesional, se jura el deber de velar por el bienestar de la pareja y de la futura familia que se formará de esa unión: ¿no es esto acaso un compromiso de honor?, lo que sucede es que se ha perdido esa visión, y ya ser padre o madre no se ve como una “profesión familiar” que requiere de sabiduría, sino que se ve como un negocio o como un pasatiempo que se manifiesta en varios matrimonios con hijos regados en varias mujeres o con varios hombres.
El matrimonio es un honor, porque es un PACTO social y espiritual, y varias las facetas de ese PACTO son: la obligación de manutención del hogar, la ejemplar conducta, el respeto fiel hacia la pareja, la decencia en el vestir y el comportamiento, etcétera. Levantar dignamente un hogar es un honor. Legar buen ejemplo familiar y solvencia económica a nuestros hijos es un honor. El título de buen padre o madre, buen esposo o esposa, es un honor, y, el honor no se pierde, quiero decir, no hay lógica en el argumento era un buen padre pero no podía vivir más con él, ¡eso es contrario al honor del matrimonio! y ambos cónyuges fallaron en el deber honorable de preservar esa joya preciosa que es el matrimonio.
Los PACTOS se respetan por cuestión de HONOR. Porque en todo PACTO hay compromisos que involucran deberes y derechos. El matrimonio entonces es primeramente un pacto de amor, que no es lo mismo que un pacto de servidumbre doméstica y sexual, y es además un pacto de honor por los deberes y derechos que se asumen para honrar ese pacto de amor eterno. El pacto matrimonial es sellado ante la iglesia, y la naturaleza de Dios es la ETERNIDAD, por eso el pacto matrimonial es para toda la vida, y lo que falla no es la institución del matrimonio sino la incapacidad de los cónyuges para acatar las reglas de ese compromiso social y espiritual. Estás practicando un mejor vivir cuando honras el pacto matrimonial con el cumplimiento de los deberes que el mismo implica.El honor está cual militar en una guerra, en enfrentar con valor, con gallardía, con sufrimiento si es el caso, a todo problema que quiera hundir el matrimonio. ¿Se imaginan el destino de un país azotado por un enemigo externo y cuyos ciudadanos caen en el deshonor de no acudir a su defensa?. Pues la familia es la patria en pequeño, y cuando la desamparas, la desatiendes, la abandonas, caes en un grave deshonor. Así como un país requiere del honor de sus ciudadanos para la defensa territorial, así una familia requiere del honor de sus cónyuges para la defensa de los hijos de la patria que ellos engendraron.
Es un honor para una mujer ser la madre de los hijos del hombre que ama. Porque el hombre desposa a la mujer, para formar una familia, y eso implica la planificación de hijos. El hombre no escogerá para esa magna tarea a cualquier mujer, por eso ser la madre de sus hijos es el mayor honor que aspira recibir un hombre de una mujer.Es una cuestión de honor el mantenimiento de un hogar. Porque además de un deber, el sacrificio, mayor o menor que representa para los padres, será parte de la memoria familiar que granjeará el respeto y gratitud hacia esos abnegados padres. Porque además, asumir esa responsabilidad económica del hogar hará digna cualquier profesión que permita la manutención de los hijos de la patria, que estando soltero quizás el hombre ni pensaría en trabajos humildes a los que si está dispuesto cuando tiene que mantener un hogar.
En este punto es donde se pone álgido el asunto del honor del matrimonio, porque ya dije que es un deber honorífico la manutención del hogar, y pregunto: ¿ese honor ante los hijos ya pasó de moda?, porque si el honor está pasado de moda, ¿cómo queda el honor a exhibir ante nuestros hijos?, y, ¿cómo queda el honor de amar a nuestras esposas?, ¿o es que acaso amar a una mujer es un honor del pasado?. Por eso y como dije al comienzo, el honor no es la etiqueta de una época pasada, sino la etiqueta distintiva de las personas verdaderamente honorables. Allí se las dejo, y ¡ustedes hacen sus conclusiones!.
Es un honor para un hombre y una mujer el disfrutar de las bellezas físicas y dulzuras afectivas de su pareja. Porque la intimidad es algo valioso que no es para entregarla a cualquiera que la vaya a mancillar luego con comentarios indebidos que divulguen lo que no se debe. Para el hombre es un honor ser merecedor y conquistador del recato de esa mujer quien pasa a valorarlo como el más idóneo para entregarle sus encantos femeninos.
Y que mayor honor que el amor que resiste las embestidas de problemas y del paso del tiempo, y logra mantenerse hasta la tercera edad. Por eso uno no puede mirar sino con ojos de admiración esos abuelitos que lograron honrar con sacrificios esos varios años de amor. El divocio es el Plan B de muchos matrimonios que sucumbieron ante las adversidades, y por tanto representa la negación a ese PACTO DE HONOR del matrimonio. Puntualizando: eso no es moda de viejos, eso es el fundamento para levantar una sana sociedad.________________
El tema del matrimonio es muy solemne e importante para una sociedad. He escrito otros artículos con un enfoque de parecidas reflexiones, y si te interesa investigarlos, acá los enlaces:
El matrimonio, Dios y tú
El matrimonio sin Plan B
El credo del matrimonio
La pesadilla de Dios
Recuerda que para consultar sobre mis recientes publicaciones en éste y en mis otros blogs, puedes hacerlo consultando en mi twitter @blogsdeangelpaz. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario