Las huellas del éxito para un país, y su connotación ética.

A esta fecha, han transcurrido 6 inolvidables días de la hazaña del venezolano Rubén Limardo en Londres al "regalar a los venezolanos la dicha de una medalla de oro", y el efecto colectivo de entusiasmo y optimismo de ese logro, además de la buena vibra que ha generado, es también un fundamental insumo para entrar en los comentarios de lo que representa para un país el logro de un compatriota en el Deporte, la Ciencia, las Artes o cualquier otro ámbito, y, que aún cuando representa un único logro nacional, connota lo mismo en otros países que se llevan varias medallas en varias disciplinas; de tal forma que las reflexiones de la presente publicación repercuten la misma trascendencia para cualquier atleta exitoso de cualquier país.
Hay un valor ético fundamental que se debe inculcar en todo deportista que representa a su país: en cualquier competencia que participe, encarna al país que representa, por tanto cualquier logro que concrete en esas competencias, va a connotar un fenómeno social de júbilo y emociones positivas en su país, y eso representa un compromiso individual. Esto es AMÉN para cualquier deportista, sea americano, asiático, oceánico, africano o europeo.
Ciertamente, al ser el foco de atención de todo un país, el atleta exitoso debe enfocarse en todo lo que dice y hace, que tendrá un efecto sobre las masas, muy particularmente en los niños, ávidos por conocer e imitar ídolos nacionales que los inspiren en el futuro: y eso no tiene otro nombre que COMPROMISO ÉTICO, porque ya debe autoevaluarse desde afuera de sí mismo, e imaginar cómo desea ser visto, ...¡y recordado!. Es que la foto de "Limardo ganador" que tanto ha viajado en todas las redes sociales, y que es difícil que no la haya visto alguien por Facebook, ha pasado a formar parte de la historia deportiva de Venezuela, véanla por enésima vez:El esgrimista Limardo acabó con la sequía de doradas que desde hace 44 años conquistó el boxeador Morochito Rodríguez en las olimpíadas de México 1968, y por tal motivo pasó a convertirse en un poderosísimo ícono nacional, que atrajo sobre su persona todo lo positivo que impulsa un país, y me refiero a emociones como: entusiasmo, motivación, alegría desbordante, optimismo y mucha capacidad para soñar en un futuro mejor. Tan fuerte ha sido esa emoción, que por 6 románticos días la gente sacó de su mente los temas de desabastecimientos de productos básicos, racionamientos de electricidad, inseguridad, e idiotizantes cadenas del régimen, y pudo soñar con una realidad distinta a la que nos han acostumbrado a los venezolanos en este último decenio. ¿Puedes imaginar semejante efecto y semejante responsabilidad de quien es protagonista y propulsor de semejantes emociones?.
Es muy posible que la propaganda gubernamental "infle" para su beneficio el alcance de ese logro, pero sucede que quienes no comparten ideológicamente la forma de gobierno de Venezuela, también se sienten emocionados por la hazaña de Limardo, y sienten inconformidad del ventajismo del gobierno al querer usufructuar ese logro; que por cierto, tal bajeza nos hace evocar la propaganda nazi de la superioridad de los arios alemanes, que enturbian la grandeza de los logros deportivos.
Tanto la radio, la Tv, la internet, en todas partes se ve y se siente el efecto nacional de ese logro. ¿Se imaginan la cantidad de mensajes de texto de celular inspirados en Limardo?. ¿Se imaginan la cantidad de mensajes en Facebook y Twitter felicitando a Limardo?. Y, en esas expresiones de afecto, admiración y alegría, salvo algunas excepciones, están ausentes el odiosito tinte ideológico, porque para los venezolanos opositores, Limardo es un venezolano exitoso, allende a la imagen ideológica de logro revolucionario. De manera que el compromiso ético no es sólo del atleta éxitoso, sino también del Gobierno, quien debe RESPETAR el sentimiento nacional legítimo que inspira Limardo en quienes pertenecen al bando ideológico opuesto, entonces la clave del asunto se resume en la palabra ÉTICA, ¡respétenla!. Por supuesto, para imponer ese respeto tendríamos que estar hablando de gobernantes que conozcan el significado y responsabilidades de la palabra ÉTICA, lo cual muy lastimosamente se ha perdido en la actualidad.
Es importante recordar que los gobiernos pasan, pero el país y sus símbolos y héroes patrios permanecen. Cosa grande resulta del hecho que el 1ero. de Agosto Limardo pasó a convertirse en un héroe deportivo de nuestro país, dando valor histórico a esa fecha, y por tanto, él mismo debe exigir el respeto a lo que su imagen representa para la juventud. Por supuesto es válido enfatizar que este razonamiento también es aplicable a todos los atletas que están llevando éxitos a sus países de origen, y con ello, se convierten en figuras deportivas importantes en sus respectivos países, porque para nadie es un secreto que en la actualidad los logros deportivos, y sus protagonistas, tienen un significado de incalculable valor en cualquier país civilizado.
En base a todo lo dicho antes, ¿Se entiende ahora la connotación ética de un éxito nacional?. Se trata de un compromiso dual; por una parte, el compromiso del atleta en honrar lo que desde ahora representa para un país, y por otra parte, el respeto y decencia que debe exigirse a sí mismo el Régimen de no pretender secuestrar el significado de ese éxito, porque de lo contrario estaría actuando al muy detestable estilo nazi de concebir el deporte. Una breve acotación: compromiso ético individual también debe cobijar al atleta vencido, quien con hidalguía debe reconocer su derrota, como también, el respeto de los periodistas hacia vencedor y vencido.
El atleta exitoso, así no lo desee, pierde algo de su privacidad, porque luego de su éxito, será el foco de los Medios, y entonces va a ocurrir que la TV y la prensa escrita reseñarán cosas de su vida. La forma cómo llegó hasta allí, es decir si contó o no con apoyo, es intrascendente, porque el éxito tiene la virtud de sobreponerse al escepticismo de otros y abulia de muchos que pudieron apoyar, y el Bolívar heroico es el mejor exponente, al carecer de apoyos necesarios que aún así no impidieron que concretara su hazaña. Éxito y privacidad a veces riñen. No sería de extrañar que muchos niños venezolanos sean bautizados con el nombre Rubén, o que muchas avenidas se identifiquen como Avenida Limardo. Es algo que para algunos resulta fastidioso, que los lleva a sentir añoranzas por su anterior anonimato, pero, como dicen los artistas famosos, "es parte del precio a pagar por ser una figura pública", que enfatizo, más que verlo como un peso, hay que verlo como un compromiso ético personal y público.
Representar a un país, no significa representar a un bando ideológico. El éxito nacional no es el éxito de un bando ideológico. Porque cuando el atleta exitoso exhibe la bandera nacional, se refiere a un símbolo patrio que no reconoce tintes ideológicos, y que es altamente inmoral ensuciar un símbolo tan heroico como nuestra bandera con el sello ideológico. De manera que querer secuestrar esa emoción legítima de los venezolanos adversos ideológicamente al Régimen, es antiético. Porque en estos 6 días, cada vez que alguien exclama por enésima vez su emoción por el logro de Limardo, no falta quien trate de pintarlo con pinceles ideológicos, y enfatizo, "las huellas del éxito de Limardo son las huellas a seguir e imitar por todos los venezolanos, porque son las huellas de un compatriota que tuvo el honor de llevar la bandera de TODOS los venezolanos".
Toda persona exitosa deja huellas para su país, y serán el rastro a seguir por posteriores generaciones. Hay una connotación ética en el respeto que representa ese éxito para TODO un país, independientemente de su ideología, credo o raza. En Venezuela no ha bajado la temperatura de la alta emoción de sumar una 2da medalla de oro, y ese fervor tan contagiosamente hermoso, pese al ventajismo que pretenden los seguidores del Gobierno, es lo que mueve esta publicación.

Recuerda que para consultar sobre mis recientes publicaciones en éste y en mis otros blogs, puedes hacerlo consultando en mi twitter @blogsdeangelpaz. Gracias.