Cierta vez estaba de visita en la casa de mi mamá, y como de costumbre desde hace ya algunos años, me encontré con que no había agua. Alguien que me acompañaba se quejaba de tan molesta situación en la que nos ha colocado el régimen gobernante, y mi hermano salió con una de sus ocurrencias jocosas: ¡Viste mamá, por dejar la puerta abierta, se nos fue el agua!, jajajajaja, y definitivamente, la razón de la incomodidad se convirtió en razón para un relax de risas. ¿Cómo entender, aceptar o evaluar esta circunstancia?.
Cultural y sociológicamente hablando, somos los venezolanos un gentilicio alegre. Acá decimos, dicharacheros y bonchones: cosas de la belleza del idioma español. Me hace sentir bien decir que es una característica del latino en general, pero en el caso venezolano, es admirable como cualquier hecho cotidiano, es metido en el microhondas imaginativo para sacar un chiste muy gustoso.
La importancia de este post, no es la sugerida a primera vista, que es hablar del gentilicio venezolano, aunque valga la cuña, como pueblo somos "únicos", por algo Dios escogió esta tierra para ser vientre materno del latinoamericano más visionario, políticamente hablando, como fue el genio y figura de Simón Bolívar. La idea, queda capturada en el mismo chiste introductorio: mostrar la importancia del buen humor.
La importancia de este post, no es la sugerida a primera vista, que es hablar del gentilicio venezolano, aunque valga la cuña, como pueblo somos "únicos", por algo Dios escogió esta tierra para ser vientre materno del latinoamericano más visionario, políticamente hablando, como fue el genio y figura de Simón Bolívar. La idea, queda capturada en el mismo chiste introductorio: mostrar la importancia del buen humor.
Como patrón de conducta y como terapia restauradora de la salud, el buen humor es hoy por hoy, una conducta sugerida por los psicólogos para optimizar individual y socialmente a cualquier persona (de hecho, esta lectura la complementaría muy bien un artículo médico al respecto, que no agrego, por motivos de espacio, pero que si sugiero).
Individualmente, toda persona que acaricia con buen humor todas las envestidas de la vida, tendrá una mejor aceptación ante el entorno colectivo y reflejará siempre un rostro de felicidad que muestra su salud física y emocional.
Socialmente, ha quedado demostrado en Venezuela que el buen humor baja la intensidad negativa de una situación indeseable. En el ejemplo citado como introducción, el racionamiento de agua (entre tantas cosas racionadas actualmente en la pobre Venezuela chavista), genera molestia, inconformidad, y tantos otros estados de ánimo adversos a la armonía de la salud, pero se comprueba como una jocosidad, tiene el efecto de moderar y calmar la situación, incluso la desvía a un escenario de risas, donde si no fuera por ese chiste, el escenario hubiera sido el tradicional de crítica y rechazo a medidas sociales impopulares.
Tantas y tan largamente tediosas cadenas presidenciales del señor hugo chavez, llenas de amenazas, insultos, ofensas, vulgaridades, han mermado significativamente el humor del venezolano. Paradójicamente, el propio gobierno es culpable de tan mala imagen de su gobernante, porque el ocupante del palacio gubernamental tiene la pésima asesoría de pensar que con esas cadenas venenosas de odio genera respeto, y es todo lo contrario. Incluso, sus propios diputados y operadores políticos se manejan con tan detestable praxis política.
Misión cumplida. Luego de resaltada la importancia del buen humor como sana práctica de un mejor vivir, me dedico ahora a otro punto. Quiero conceptualizar la VENEZOLANIDAD, para que no la volvamos a olvidar, ¡más nunca!. Ser venezolano significa experimentar ese tan arraigado y profundo sentimiento de alegría, y de respeto por todas las personas y todas las nacionalidades, puesto que somos hijos orgullosos de muchas nacionalidades que adoptaron nuestro país como 2da madre. No es ser chavista, ni revolucionario, ni opositor, ni pitiyanqui, ¡no!, no somos nada de eso, ¡mentira publicitaria barata!, dejemos ese discurso a los ignorantes, por suerte minoritarios, porque muchos demócratas del siglo pasado tuvieron que vivir exilio y cárcel para ofrendarnos ese bello regalo llamado LIBERTAD, de la cual siempre hemos sentido hinchado nuestro "corazón venezolano".
SER VENEZOLANO ES SER LIBRE, POR ESO SOMOS TAN ALEGRES, OPTIMISTAS Y HOSPITALARIOS (y por favor, véase la útil causa-efecto expuesta). No luchamos ni contra el imperio yanqui, ni contra la burguesía, nuestra lucha cultural es contra la tristeza. No odiamos ni al yanqui, ni al judío, ni al cubano, ni al burgués, ni al pobre, por algo muy sencillo: porque culturalmente, ¡no sabemos odiar!, OIGASE BIEN, esa es nuestra verdadera cultura, por tanto dejemos ese odio a la minoría que ideológicamente enferma, nos quiere llenar de nocivos antivalores, y que se cansen de ser minoría llena de odio. La riqueza petrolera nos hace ricos anímicamente, quizás demasiado tranquilos, pero nunca rencorosos.
Si no me expresé suficientemente claro, lo voy a remarcar: CULTURALMENTE, SOMOS ALEGRES, ENTUSIASTAS, OPTIMISTAS, ORGULLOSISÍMOS DE NUESTRAS BELLISISÍMAS MUJERES, FIESTEROS, AMANTES DE DIOS Y DE BOLIVAR, RESPETUOSOS DE NUESTROS PADRES, OK!!!!!!. ¿quedó claro?, y si no lo entendiste, devuélvete al kindergarten, jajajaja, ¡qué rico es ser venezolano!.
Mi consejo final. Para quienes han olvidado lo que significa ser venezolano, les recomiendo que hagan los que aún no lo hemos olvidado: RIAN, RIAN, RIAN, ... RIAN MUCHO ... PERO POR FAVOR, MUCHO, para que se les relaje el espíritu "a lo venezolano", jajaja ...................ja!, acompáñenme que eso es muy sano y muy rico, jajajajajaja!; ... y ¡que viva Venezuela!.
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