No basta

La vida a veces parece paradójica. Porque quizás te ha pasado que conoces personas muy honestas, muy trabajadoras, ¡y no les vá bien!, a diferencia de otros que con menor esfuerzo incluso con cierta deshonestidad, les va mejor. ¿Qué puede ocurrir con esas personas honestas que no recogen lo que esperan o aspiran?. De hecho, hay padres que invirtieron toda su fortuna en sus hijos, pero fallaron en no dedicar el tiempo suficiente a ellos y entonces, ¡no basta el tanto dinero que gastas en los hijos, si....!. Voy además a comentar otros casos adicionales, que me hicieron reflexionar en el hecho: ¡no basta ser honesto!, porque hay algo que te puede estar faltando.
Por favor, por favor, ni se imaginen que pienso insinuar que el problema es que el honesto traspase su proceder al lado incorrecto. Más si quiero indicaar que hay conductas incorrectas que si debe superar.

Me he encontrado con casos de personas, exageradamentes honestas, y lo cual me causa admiración. Pero hay ciertas personas honestas que traspasan la línea de la tolerancia por estar apegados a conceptos de vida muy rígidos, y atropellan a los demás con su forma de ser.
Es el caso de una Jefa que conocí que su forma de concebir el trabajo era muy esclavizante, porque para ella no existía la hora de salida, y eso le ganaba la admiración de los dueños de la empresa pero le ocasionaba cierto roce con los compañeros, y la causa concreta era que ella pretendía que todos los demás actuaran como era su proceder, por supuesto que ¡imposible!. Porque si ella no valoraba su tiempo personal y privado, los demás sí lo valoraban, pero se generaban roces porque presionaba para extralimitar la jornada de sus subalternos. Lo más triste de este ejemplo, es que en su dedicación al trabajo, desatendió de tal manera el afecto a sus hijos, que lo que logró con los años fue la crítica de sus propios hijos, entonces, ¡no basta el dinero que gastes en los hijos, si no les das afectos!.
Este ejemplo verídico muestra cómo una persona, muy honesta y muy trabajadora, no le va bien porque es odiada por sus compañeros. La moraleja es: Hay que saber convivir con la gente, lo cual significa tolerar y respetar a los demás tal cual son. En este primer ejemplo, ¡no basta con ser honesta y trabajadora!, sino sabe llevar un equilibrio entre las responsabilidades laborales y los intereses personales de sus subalternos, que se ven agredidos por una invasión de su tiempo personal. No basta desvivirte por tu empresa, sino vives afectivamente para tus hijos
Ahora voy con el caso de la mujer que aprendió rígidos conceptos de conducta familiar, pero trata de imponerlos de manera inapropiada en los demás. De manera que critica la forma de peinar y vestir de los jóvenes, ganándose el desprecio de ellos; y como fue una persona muy respetuosa del concepto de la fidelidad, entonces critica a las mujeres ú hombres infieles, que si bien la infidelidad es una ruptura del patrón de respeto social entre cónyuges, no es correcto que otros se inmiscuyan. El razonamiento es que siendo una mujer muy íntegra, muy fiel al esposo, no le vá bien ni con amigos ni familiares, porque invade la privacidad de los demás. En este caso se cumple que ¡no basta ser mujer ejemplar! si con ese molde te vas a apoyar para atropellar a los demás, irrespetando vidas personales ajenas.
Los dos ejemplos anteriores quieren poner énfasis en el hecho que tan importante como es el ser íntegro, no menos importante es el practicar un modo de vida tolerante y respetuoso hacia los demás. ¡No basta ser íntegro, sino sabes ser gente!, porque quien atropella a los demás por las cualidades que realmente pudiera tener, deja de ser gente respetable a la consideración de los demás. En general hablo de personas íntegras pero con el feo vicio de señalar a los otros, tomándose el papel de Juez de los demás, que a la larga le trae rechazo generalizado.
Es muy lamentable el caso de estas personas, porque hablo de personas muy, pero muy íntegras, pero que son deficientes en su interrelación con los demás, lo que les ocasiona repudio y hasta soledad. Por eso, estás practicando un mejor vivir, cuando respetas la opinión y modo de vida de los demás, que en realidad no son de tu incumbencia.
Es importante ser buena persona, pero ¡no basta!, si por buena persona hieres a los demás, incluso sin intención de hacerlo, pero el resultado es el mismo: el repudio. Si te gusta la puntualidad, y hay gente que es feliz con su impuntualidad, déjalos tranquilos que ellos tienen que rendir cuentas.
Si eres muy bueno haciendo el trabajo, y los compañeros cometen errores, nadie te ha nombrado Juez para que los etiquetes como mediocres o como inútiles, ya que eso le corresponde al patrono y no a tí, de manera que ¡no basta! que seas una eminencia haciendo bien tu trabajo, si con ello te crees con el derecho de agredir a los demás.
No basta que seas un excelente lector de la biblia, si te la pasas criticando al que no lo hace, o al que no procede cómo tú crees que es correcto según tú interpretación bíblica de la conducta humana.

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