
Erase un antíquisimo manuscrito, poseedor de tesoros de sabiduría ancestral, que era guard
ado celosamente en un templo ubicado en tierras remotas. Uno de los alumnos que cumplió su tiempo de preparación y tenía que abandonar el templo, estaba preocupado por la forma cómo enfrentar con firmeza lo que le preparaba el futuro, lo cual lo mantenía inquieto, y entonces, finalizado su devocional matutino espiritual de rigor, decide hacer una última consulta a su maestro de toda la vida. La respuesta de su maestro fue: ve al salón de la consagración y consulta en nuestro manuscrito sagrado, el precepto No. 7. Esto fue lo que leyó el alumno en dicho precepto:

"En todos los pasos que des en la vida siempre encontrarás piedras que golpearán con fuerza a las cabezas más testarudas y difíciles de entender. Esas piedras se llaman "ERRORES". Por más que las arrojes, siempre tropezarás con otra, y con otra, y con otra, hasta que hayas superado el dolor de la ignorancia, y tu mente esté pulida por los errores, que te permitan caminar por el camino seguro del perfeccionamiento. Por cierto, mientras más testarudo, más grande y más pesada será la piedra del camino, que podría convertirse en una inmensa roca".

El alumno agradecido, se despidió del maestro y salió más tranquilo a enfrentar el mundo real. En su mente llevaba grabado, y se repetía cual oración el último precepto recibido de su maestro.

Es una realidad: se aprende de los errores. Cuando niños, aprendimos lo básico, errando. Y, adultos seguimos con la misma lección: cometiendo errores,
algunos dolorosos, con grandes enseñanzas. Pero, aplaudo al que tiene la madurez para superar, aprender y avanzar, a propósito de errores cometidos. Porque sólo se aplaude a los valientes que han dado pruebas empíricas de capacidad para recuperarse de las fuertes pedradas recibidas en su andar.
Es que incluso, la ida del hombre a la luna, fue posible luego de superar tantos obstáculos, algunos de ellos productos de errores de todo calibre. Por otra parte, una
institución social tan importante como la familia, sale adelante, superando errores. No te preocupes cuando cometes un error; lo grave es cometerlo, y no superarlo. Estás practicando un mejor vivir, cuando asumes tus errores; cuando decides superarlos, dejarlos atrás, sin culpar a nadie, y sin guardar resentimientos. No olvides ésto: sólo dos cosas son seguras cuando naces, y una es morir, la otra es cometer errores. De forma que cometer errores es parte de vivir. Aprende de ellos. Lamentablemente, ese aprendizaje o pedrada de la vida, viene aderezado con intolerancia humana y hasta crueldad, porque afortunados los que reciben piedras y generosamente son comprendidos por los suyos.

Es que incluso, la ida del hombre a la luna, fue posible luego de superar tantos obstáculos, algunos de ellos productos de errores de todo calibre. Por otra parte, una


No obstante, el eterno problema de las dos caras de la moneda. Que es quien quiere excusar sus fechorías, con el argumento del error. Lo ilustro con un caso real que conozco, de una gerente de empresa que tenía contratado a su marido en el personal de supervisores, quien posteriormente abusando de la confianza roba a su propia esposa, y el argumento esgrimido por dicho individuo, fue que "un error lo comete cua



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